La historia del turismo español, tal como lo conocemos hoy, tiene su origen en una figura única e irrepetible: el primer gran hotelero de España, cuyo nombre quedará grabado para siempre en la memoria de nuestro sector. Este emprendedor visionario, nacido en la isla de Mallorca, fue un auténtico pionero, capaz de transformar un pequeño hotel familiar en el gigante que hoy conocemos como Meliá Hotels International.
Desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, este mallorquín supo intuir el potencial de nuestra isla como destino turístico. Gracias a su ingenio, tenacidad y un instinto natural para los negocios, revolucionó la industria de la hostelería, sentando las bases del turismo moderno y convirtiéndose en un referente a nivel mundial.
A pesar de haber compartido momentos con reyes, líderes internacionales y grandes maestros de la hostelería del siglo XX y XXI, este gigante del turismo siempre mantuvo la humildad que caracteriza a los mallorquines. Su discreción no impidió que su influencia se extendiera más allá de nuestras fronteras, contribuyendo a posicionar a Mallorca como un destino líder en el mapa turístico global.
Más allá de su éxito empresarial, quienes lo conocieron destacan su calidad humana. Fue un hombre que no solo construyó un imperio, sino que supo transmitirlo a las generaciones futuras, garantizando la continuidad de su legado. Su capacidad para innovar, adaptarse y liderar con visión han dejado una huella imborrable en la historia del turismo español y mundial.
Hoy, la Asociación de Empresas del Polígono Son Rossinyol lamenta profundamente la pérdida de un personaje tan influyente y celebra su vida como ejemplo de inspiración para todos los emprendedores. Gracias a su esfuerzo, Mallorca es hoy un símbolo del turismo de calidad, y su legado seguirá vivo en cada hotel, cada rincón y cada historia que se cuente sobre esta industria que él ayudó a construir.
Descanse en paz.